#SALUD
#RUTINASALUDABLE
La
combinación de la dieta con el ejercicio implica una optimización de la
ingestión y el uso de los alimentos. Si adoptas algunas medidas con respecto al
tiempo que debe transcurrir entre la ingestión de los alimentos y el comienzo
de la actividad física, podrás mejorar tus prestaciones de manera notable.
En
general, la demanda de nutrientes debe estar cubierta en un 60% por hidratos de
carbono, en un 25% por grasas y en un 15% por proteínas.
Si
optas por practicar actividad física habitualmente, cada día puedes aumentar o
reducir la cantidad de hidratos de carbono y grasas de tu dieta según hagas ejercicio
o tengas menos actividad física
1)
desayuna rico y abundante
•
Beber jugos recién exprimidos en ayunas ¡es antioxidante!
•
Incorpora fibras a través de cereales integrales y frutas
2)
Ejercítate caminando
•
Puedes bajar del colectivo dos paradas antes
y caminar hasta el trabajo
•
Camina hasta el restaurante en tu hora de almuerzo
•
Elige las escaleras en lugar de usar el ascensor
3)
Selecciona alimentos bajas calorías
•
Carnes blancas magras como el pollo sin piel y los pescados; y las carnes
rojas magras
• Todas
las frutas y verduras crudas
•
Lácteos descremados
4)
Bebe 8 vasos de agua diarios
•
Es importante que te mantengas hidratada, no esperes a tener sed para beber
agua
•
El agua ayuda a eliminar los residuos y toxinas que tu cuerpo no necesita, es
ideal para tu dieta ya que el agua disminuye la sensación de hambre
5)
Dormir suficiente y bien
Hay
que saber que nuestro cuerpo tiene dos grandes formas de recuperarse del
desgaste del día a día. Una de ellas es comiendo y la segunda forma de recuperarse
es durmiendo unas horas cada día para garantizarse su supervivencia.
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